Gilberto Santa Rosa sobre su regreso al Carnegie Hall: “Una noche mágica”

Gilberto Santa Rosa

En su más reciente entrada en el blog “Camínalo”, Gilberto Santa Rosa describió como mágico su regreso el pasado 3 de junio de 2016 al Carnegie Hall, en Nueva York.

No sé qué tiene esa sala que reviste los conciertos de algo diferente, de algo especial. La sobriedad, mezclada con el calor de la comunidad latina de la Gran Manzana, y mis ansias de entregar el 100% de mi capacidad artística, dieron como resultado una noche memorable para mi carrera”, escribió el Caballero de la salsa,

Santa Rosa narra que “la tarde estuvo llena de tensión ‘sabrosa’ de la que muchos amamos para concentrarnos y dar lo mejor a la hora que nos toca”.

Durante el evento producido por Rafo Muñiz, el cantante dijo estar tranquilo “sabiendo que César Sierra y Carmelo de Jesús estaban cuidando del sonido para que el público escuchara lo mejor de nosotros en una sala tan importante y desafiante para trabajar”.

La joven Ana Isabelle fue la invitada de la noche, quien contagió y “cantó con un sentimiento y seguridad que le valieron una ovación calurosa de un público que más que aplaudir agradecía la demonstración del talento de esta joven”.

Santa Rosa, además, agradeció a cada uno de los que conformaron la orquesta que lo acompañó esa noche. “Una orquesta segura, concentrada, enérgica y muy bien matizada me acompañó con la calidad al cien. Algunos de estos distinguidos músicos estuvieron en el primer concierto y compartían mi sentimiento, mientras otros disfrutaban la experiencia de tocar en una de las salas más importantes e icónicas del mundo”.

De igual forma, lamentó la gran ausencia de su madre, “a quien extraño todos los días y a la vez me da fuerzas con el recuerdo de su sonrisa y enseñanzas. Me la imaginaba llena de mucho orgullo y alegría  disfrutando de lo bien que le estaba yendo a su “nene”.

No obstante, el salsero reiteró lo mágico de la noche al decir: “Mágica, es la primera palabra que me llega a la mente porque, sin lugar a dudas, mi regreso a Carnegie Hall, veintiún años después, fue simplemente eso: una noche mágica”.

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