Playa de fantasía dentro de una cueva

Las Islas Marietas, en México, albergan una playa que parece sacada de los sueños

 

Como si se tratara de un sueño. Un paraíso perdido… Parece un escondite de piratas o un lugar sagrado…

La primera vez que apareció la foto en el monitor de la computadora, pensamos que se trataba de un fotomontaje. Una imagen falsa. ¿Cómo podría ser real una playa perfecta dentro de una cueva?

Pero es real. Y también fueron reales las visitas de piratas y su pasado como centro ballenero. Además, fue un lugar importante para la agricultura pues allí se recogía el excremento de miles de aves para venderlo y utilizarlo como fertilizante.

Se trata de la Playa Escondida, ubicada en una de las Islas Marietas, al oeste del estado mexicano de Nayarit. Los volcanes se lucieron en el Océano Pacífico y crearon este archipiélago, que consta de dos pequeñas islas (Isla Redonda e Isla Larga) y dos islotes. Allí, el mar, la lluvia y el sol fueron socavando los farallones de una de las islas, hasta crear una cueva. La caverna luego se abre (como un “sunroof”) para develar el cielo, el sol y una playa de aguas cristalinas, bordeadas por acantilados en forma de círculo.

El gobierno mexicano identificó esta maravilla natural y protegió el archipiélago en el año 2005 con el nombre de  “Parque Nacional Islas Marietas”, que consta de casi 1,400 hectáreas. La protección es tal, que está prohibido pisar tierra firme en sus islas (añadiendo a la fantasía de “lugar prohibido”). Y se necesita un permiso especial para disfrutar de este paraíso, que también es parte de la Reserva de la Biósfera mundial, protegida por la UNESCO.  

De acuerdo al biólogo Oscar Aranda, la Playa Escondida es sólo el inicio de las maravillas del lugar. Allí los amantes del snorkeling encontrarán “la mayor abundancia y riqueza de especies de peces de arrecife, sumando 103 de las 159 especies registradas en la Bahía, además de poseer una gran diversidad de corales”. Miles de aves acuáticas y subacuáticas también anidan en sus acantilados, específicamente 92 especies. Entre ellas, el simpático bobo de patas azules.

Aunque no tocan tierra, los turistas cuentan sobre sus encuentros con inmensas tortugas marinas, pulpos, delfines salvajes, mantarayas y dicen que en la distancia submarina se oye un canto misterioso, como de sirenas… Son las ballenas, que también utilizan el archipiélago como refugio. 

Por Edwin J. Rodríguez Rivera / El Nuevo Día

Deja tu comentario